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6.- Compra de La Drova

La Drova quedaba sin dueño definido, y pasaba a engrosar la bolsa de bienes nacionales procedentes de las corporaciones religiosas extinguidas, que serían subastadas públicamente, conforme al decreto del 19 de febrero de 1836.

La Drova fue comprada en 1849 por Pedro Escrich y Roviralta, un comerciante de Valencia que la revendió el 29 de noviembre de 1859 a dos labradores de Xaló; José Ferrer Fullana y Juan Mestre Pastor. No se trataba de arrendatarios temporales ni de jornaleros en tránsito, sino de una población estable de propietarios.

Por este motivo, la casa señorial y la balsa de agua fueron divididas en dos partes; una para cada familia. Con ellos comenzó la construcción de los ruiraus y la elaboración de la pasa, que era exportada a Inglaterra desde el puerto de Denia.

La consecuencia más notable fue que la numerosa descendencia de estas dos familias contrajo matrimonio con la gente del pueblo y de esta amalgama proviene una parte importante de la población actual de Barx.